lunes, 19 de noviembre de 2012

RESPIRACIONISMO



Desconocido en origen, es una práctica que ha sobrevivido en el tiempo gracias a ciertos personajes históricos, como el más conocido: Nicolás de Flüe, hace tanto tiempo, u otros más contemporáneos, incluso de este último siglo. Muchas de estas personas se iniciaron ellas mismas, sin ningún tipo de noción anterior en el tiempo y podríamos decir que, de alguna forma divina, se iluminaron para llegar a tomar una decisión tan drástica como dejar de comer y romper los viejos paradigmas de muerte con tan solo su fe.
Para nosotros no es necesario, pues sabemos de otras personas y podemos corroborar que esto existe, sin esperar que tan solo nuestra fe nos mantenga vivos y sanos.
En el proceso evolutivo que sigue la ciencia, el humano involucionó en alguno de sus caracteres físicos y psíquicos, capacidades cognitivas que redescubrimos, pasado demasiado tiempo de atrofia y que ahora empezamos a recuperar haciéndolas nuestras, pues son innatas e intrínsecas al género humano. Una de ellas, sin duda, es el respiracionismo, la capacidad humana de alimentarse de energía etérea. Tan extraño e imposible para las mentes cerradas como si les dijéramos que nos alimentamos de amor, como los dioses del Olimpo; por eso sucede que nadie lo entiende.
En la década de los noventa, pudimos conocer a Jasmuheen, una pránica que publicó el primer libro moderno de respiracionismo. La controversia y el desprestigio son sinónimos de su trayectoria, en un intento de presentar a la gente esta práctica como un camino de rosas en el cual debemos hablar con los ángeles o con nuestro yo superior, en pleno proceso de desintoxicación, por medio de una deshidratación severa. Imaginaos lo bien que se puede comunicar uno con su yo superior o su conciencia con 0 glucosa en el cerebro. No. Jasmuheen nos ofrece un libro lleno de maravillosas palabras y prácticas espirituales, pero poco útil para los más de 21 días de proceso de desintoxicación, recuperación y asimilación de los que se compone físicamente hablando, y dejemos a un lado las 4 personas que han muerto durante los 21 días, con el libro Vivir de luz de Jasmuheen al lado, en estos 20 últimos años.
En esta práctica, por el contrario, no hay nada preestablecido. Los casos se parecen, pero todos son diferentes y aunque el resultado sea el mismo, ni física ni mentalmente las experiencias resultan similares. Podríamos decir que cada persona tiene una experiencia distinta siguiendo las mismas pautas que todos. Pero en realidad, no hay dos experiencias iguales, porque tampoco hay dos personas iguales.
Por eso, os contaré principalmente mi experiencia vivida, desde ese punto de vista. Pero haré referencia siempre a los demás casos de los que me he podido documentar en este tiempo de estudio del respiracionismo.

Antes de empezar

Si has notado que esta idea es para ti y te ves con deseos de hacerla realidad, enhorabuena,  tus cuerpos físico, energético y espiritual se van a ver potenciados a pasos agigantados. Físicamente no te cansas tanto, tus músculos y articulaciones reaccionan mejor a los esfuerzos y su capacidad de recuperación también es mayor, la mente está más clara, hay una mayor facilidad para la concentración, la meditación y la atención, los sentidos se potencian y, con la ayuda de la claridad mental, puedes sentir todo más intensamente; energéticamente puedes notar tu cuerpo dentro de una constante energética sin bajones, ni parones por digestiones o similares, sería como mantener una corriente energética continuamente y con la capacidad de superación a los esfuerzos; y espiritualmente se siente la necesidad y el placer de meditar con esa claridad mental; las comunicaciones espirituales son más fluidas y menos forzadas.
Pero para llegar a todo eso, existen unos procesos físicos y mentales que hay que hacer antes, durante y después de los tan famosos 21 días.

Motivaciones

El respiracionismo, visto desde fuera, se podría decir que es casi un salto de fe. No existe ni existirá nada científico que lo ratifique o apruebe, mientras sigamos bajo esta sociedad de chichi-nabo, que es una farándula de enfermedades y mentiras que no hay quien se las trague. Por eso que ésta es una experiencia para disidentes de la versión oficial de todo. Pues si tomamos en cuenta la regla que llaman del 3 en supervivencia, tendríamos que no puedes aguantar más de 3 minutos sin aire, más de 3 días sin agua y más de 3 semanas sin comida. Bien, nosotros rompemos 2 de tres y quizás, algún día, podamos redescubrir la manera de romper la tercera. Pero para llevar a cabo un proceso tan abstracto y duro para los no tan yoguis, como dejar de comer y vivir en esta sociedad caníbal, no nos basta con el hecho de querer hacerlo, para superar el hambre (según quién), la sed y las costumbres. Sin embargo, trabajando con una motivación real y de peso para ti, puedes formarte una voluntad inquebrantable y no volver a necesitar comer.
En mi caso, las motivaciones eran claras, no quería que ningún ser vivo pereciera para que yo sobreviviera y hasta ahora, salvo alguna raíz de planta en infusión, se ha cumplido; como segunda motivación estaban las toxinas. Es bien sabido por todos que en nuestra comida nos han estado cargando de tóxicos y más tóxicos que incluso podemos ver en la lista de ingredientes, sin que haga falta mentirnos. Podemos ver un E-950, por ejemplo, y no importarnos el porqué; ni sabemos qué es, ni les importa que lo sepamos, porque aunque está demostrado que se come el cerebro literalmente, no ha sido publicado ni prohibido en ningún país. Y si no sale por la tele no existe, y por la tele no te dicen que una simple manzana está cargada con 40 tóxicos y que un filete, que crees de calidad, puede estar hecho de retales de carne y grasa pegados, tratados con gases venenosos para “rejuvenecerlos” o mucho más simple, los animales son todos clones, los tratan de malas maneras, mueren de forma brutal y traumática (esto energéticamente es increíblemente del bajo astral), los cargan de tóxicos, antibióticos, vacunas, hormonas de engorde y crecimiento exagerados que les crean enfermedades en otros órganos que se comen y llenan los músculos de agua, como los ciclos que se ponen los ciclistas y culturistas; además, en las cadenas de despiece, la gente trata a patadas las carnes y están todas llenas de mierda, hablando en plata, se rompe la cadena del frío sí o sí una y otra vez durante la matanza, en el despiece, en el transporte, en el proceso de conservación y almacenaje, y eso lo suplen con todos esos números E que vemos en las etiquetas y de las que todo el mundo pasa; para ver, como mucho, la fecha de caducidad y eso os hablo de productos un poco frescos, que si ya están muy procesados, en plan cadena de comida rápida, que puede ser lo más salvaje, nada es lo que parece, con sólo decir que en los nuggets de pollo no existe pollo y llevan un derivado petroquímico, que es uno de los componentes de la plastilina.
Sin motivación, no hay razones por las que llegar a cumplir los objetivos o que perduren en el tiempo.

Los 21 días

El proceso se sucede en 21 días, comprendidos en 3 semanas, diferenciando la primera como una desintoxicación del cuerpo y una desconexión energética, la segunda como la recuperación de una intervención de tipo etérico y la tercera donde se asimilan los diferentes cuerpos energéticos reorganizados. Es un proceso que puede parecer lento o muy rápido, pero lo cierto es que las diferencias y los resultados se notan, son obvios y si estás atento, escuchando a tu cuerpo, puedes armonizar más fácilmente con todo, haciendo este tiempo más sincrónico. Hay que decir que la labor no acaba aquí, pasados los 21 días, el cuerpo sigue recuperándose. Los procesos de asimilación pueden prolongarse un tiempo más, hasta que conectemos de nuevo con nuestro yo superior y sintamos la armonía de los cuerpos.

Los 7 primeros días

Todo camino tiene un inicio, y él del respiracionismo comienza con una semana sin comer ni beber. Aquí, nos encontramos con nuestros paradigmas de la vida real, que dicen que en 3 días sin agua mueres. Hay gente que pierde mucho peso durante los 7 días, por el contrario hay gente que o no pierde apenas o deja de perder a los pocos días de comenzar; también hay gente que sufre muchos dolores articulares y de vísceras u órganos, mientras que a otros tan solo les duelen los riñones, debido a la deshidratación severa que ya comentamos. La consigna es permanecer en casa y no salir para nada, dar apenas unos leves paseos y tomar el sol de forma controlada, si es posible, y eso siempre que apetezca o lo pida el cuerpo, pero nada más de actividad. Si encuentras una buena distracción, úsala. La batalla es mental, los días pueden pasar muy rápido o muy lentos, según lo vean tus ojos. Para soportarlos, lo mejor es enjuagarse la boca todo lo que se quiera, sin llegar a tragar nada, masticar hielo o un limón, este último, si lo consumes en exceso, te puede causar heridas en la boca y lengua o estropear tu esmalte dental; aclara bien tu boca después de cada limón. Son días para descansar y pensar poco. Es útil hacer meditaciones sin actividad física. Tumbado en la cama,  es perfecto para meditar profundamente con un esfuerzo cero, pero recuerda que el cerebro en esos días funciona de otra manera y a otra velocidad, pues el cuerpo se está purgando de años y años de excesos y toxinas. Durante esta primera semana tan dura no se bebe, pero el cuerpo sigue generando saliva y tras cada enjuague o gargara las glandulas salivares segregaran saliva, al principio de la semana bastante fluida y al final bastante espesa y escasa. Escupe varias veces tras las gargaras, pero las glandulas seguiran generando y generando, este es el unico fluido que se nos permite tragar, nuestra propia saliva.
En algunos libros he tenido la ocasion de leer que te mantengas a oscuras, nada de eso, date baños de sol e hidrata tu piel mientras lo haces, con agua y aceite esencial de romero la experiencia es muy satisfacctoria, y duchate si lo deseas hasta una vez todos los dias, mejor duchas que baños pues la piel es demasiado permeable y el baño es demasiado relajante frente a la ducha que vigoriza y arrastra las energías inarmonicas de nuestros cuerpos más sutiles.
Esta es la semana clave en la desintoxicación de nuestro cuerpo.

La segunda semana

Trascurrida la primera semana, tienes que comenzar a beber. El primer trago siempre es especial, disfruta y siente el líquido recorriendo el interior de tu cuerpo; bebe despacio,  escuchando a tu cuerpo qué te pide o necesita. En esta semana, podrás tomar zumos con poca pulpa, pero lo ideal es ir subiendo gradualmente y muy despacio. De tal manera que esta primera semana no deberíamos de tomar zumos con una concentración de pulpa superior al 25% y nada de lácteos ni bebidas fuertes. Las indicaciones siguen siendo permanecer tranquilo y con baja actividad. Notaremos que nos cansamos mucho, pero que gradualmente mejoramos cada día, sin apenas esfuerzo. La mente empieza a despertar y podemos sentirnos más cómodos para meditar con conciencia. Es tiempo de escucharte muy atentamente y disfrutar de los primeros cambios sutiles energéticos. Esta semana es de curación íntegramente, la operación de tipo esotérico tiene que curar y aquí el cuerpo comienza a utilizar sus mecanismos olvidados para recuperarnos. Si dormiste mal o muy mal durante la primera semana, no te preocupes, en ésta notarás un descanso y un sueño reparador, como cuando éramos pequeños y podíamos dormir profundamente; además, los sueños son más lúcidos y se recuerdan mejor. Existe una diferencia notable entre soñar con toxinas y sin ellas en las venas. Recuperate y no tengas ninguna prisa en hacerlo.

La tercera semana

Esta semana, es de integración de los diferentes cuerpos energéticos, la semana más sutil de todas.  Para empezar, aumentaremos la pulpa en los zumos otro 25%, continuaremos sin lácteos y procuraremos no tener demasiada actividad y poco prolongada. Si escuchas las señales de tu cuerpo, puedes parar a tiempo y no forzar la actividad que estés desarrollando,  pues podría ser perjudicial para tu proceso y seguramente se alargaría aún más en el tiempo. Descansa y disfruta sin aburrirte, pronto estarás perfectamente, cargado de energía. Llegará el momento en el que tengas que meditar y cerciorarte del acoplamiento de los cuerpos energéticos, además, de hablar con tus "guías" y sobre todo con tu yo superior y asegurarte que está contigo de nuevo, pues al comienzo de los 21 días cortamos la comunicación de energía y sufrimos una especie de muerte energética, para reconectar de nuevo, tras una desintoxicación tan intensa y extrema como es el respiracionismo.

Tras los 21 días

El camino no acaba aquí. Seguirás descubriendo cambios y notando las ventajas de vivir de esta energía sin límites cada día. Terminar los 21 días es el comienzo de tu nuevo camino, ahora la vida ha cambiado y si mantienes tu perseverancia, no volverás a necesitar comer; si lo haces, es una necesidad meramente mental, pues no notarás hambre. Pero tras toda una vida sin comer, si no cambias tus costumbres y hábitos, sentirás deseos mentales, por rutina o aburrimiento, estos son los factores fundamentales, y aquí vuelven a tomar importancia tus motivaciones y la prueba de ver si tu fe está por encima de tu “mono” de comida. Yo lo he sentido, y entiendo que la gente vuelva a comer, porque entre la vida social en la que nadie te entiende y la gente cebándose en todas partes, resulta a veces un poco cuesta arriba.
Las recomendaciones a partir de aquí, son seguir aumentando la pulpa en las frutas, según te lo pida el cuerpo y empezar a tomar lácteos, aumentando poco a poco la cantidad. Seguramente no te notes al 100% el día 22, pero gradualmente tu capacidad de recuperación irá aumentando y, en pocos días, te sentirás más fuerte que antes.

En las ciudades, no es posible vivir sólo de prana y agua. Para tener esta capacidad, deberíamos vivir en entornos lo más naturales y menos contaminados posibles. De ese modo, podríamos vivir plenamente de agua y prana y, algún día, poder pensar en dar el paso siguiente y dejar también de beber agua.
Escucha a tu cuerpo y todo irá bien.
No lo dudes, si surge un problema durante el proceso, será tu cuerpo avisándote. Hoy se sabe que no todo el mundo puede hacerlo, pero se desconoce el motivo.
El respiracionismo es una práctica que no se puede iniciar antes de los 21 años.
En caso de embarazo, hay que volver a comer, obviamente.

El porqué de este blog



En mi proceso previo al respiracionismo, me vi muy desamparado y ampliamente desinformado o con información altamente toxica. Me di cuenta de que en todos los países de habla española no había apenas información. Existían muy pocos respiracionistas expuestos al público o en formato web y era imposible para una persona “normal” dar con ellos y poder solventar los cientos de dudas que asaltaban mi cabeza.
Pese a todo, sabía que lo haría y lo hice. Desde el primer momento, supe que quería contarlo,  principalmente para divulgar información fidedigna, esparciendo la semilla del respiracionismo, pues para alguien que desea que nada muera para que él sobreviva, el gran sueño sería que todos hicieran lo mismo y, pese a que es imposible, no cejaré en intentarlo, y también porque me gustaría que aquellos que realmente tienen como finalidad esta increíble tarea, no pasen por lo que yo pasé solo y desinformado.

El porqué del respiracionismo



Uno de los recuerdos que siempre me atormentó, y que por fin pude redimir, fue a una temprana edad, cuando yo no entendía bien qué era la carne que comíamos y de dónde procedía. Y sentado en la cocina, mientras mi madre sacaba unos filetes sanguinolentos, que necesitaba de manera obvia para mi alimentación, de un basto papel de estraza, me explicó que eso que tanto me gustaba era un animal muerto y fileteado (claro está, con otras palabras). Entendí que eso no estaba bien (un recuerdo imborrable) y pensé que, cuando yo tomara el control de mi vida, buscaría la manera de deshacerme de ese tipo de alimentación. Con el tiempo, pude comprobar que para llevar una alimentación que te mantuviera sano, vegana o crudívora, había que invertir mucho más dinero para mantenerte en igualdad de condiciones que con carnes y pescados. Después, también me di cuenta de que quizá no murieran animales en una alimentación vegana, pero qué pasaba con las plantas, ¿acaso ellas no me importaban? Acabé sintiendo aberración por cualquier tipo de alimentación. Y tras una vida buscando la manera de acabar con la sangre en mis platos y con las plantas muertas como guarnición, abrí la mente y la información llego a mí.
El respiracionismo ofrecía una solución real a todos los sentimientos que sufrí desde que era pequeño, sintiéndome mal siempre por lo que era y por lo que comía; sintiendo que había otra manera de hacer las cosas que no conocía y que indudablemente mi cuerpo necesitaba. En este tipo de alimentación, no existe la obligación de cubrir las necesidades básicas del cuerpo, no hay necesidad de comer animales muertos ni plantas muertas, puedes vivir a base de zumos de frutas y hierbas de infusión y en este proceso no muere nadie.

¿Quién soy?



¡Ni idea! Me llamo Roberto Reyes y cuando, en algún momento de mi vida, pensaba que realmente sabía al menos quién era, surgía un conflicto interno que me obligaba a conocer nuevos aspectos del ser y a tener que rectificar, en cuanto a opiniones de mí mismo. Después de tanto tiempo, interesado en averiguar quién era, concluí en que eso era lo menos importante, al menos para mí. Pero si realmente tuviera que definirme, diría que soy un ser humano que intenta adaptarse a las diferentes situaciones estúpidas que nos surgen día a día en esta baja tercera dimensión; un ser que intenta evolucionar, comprender y escuchar, calmando el ego y redimiéndose a la verdadera humildad, pues todo en esta vida es circunstancial y opinable. Diría que no sé quién soy, pues soy según las condiciones de esta trivial sociedad me obliga a comportarme. Pero si sé cómo opero y cómo deseo operar en mi vida, durante el trasiego continuo de los mundanales ruidos, los mismos que no nos dejan ni un segundo para poder pensar con claridad y tomar una decisión certera, atrofiando uno de nuestros más grandes poderes: la elección.
Nacido y crecido en Madrid, no comparto las banderas de nadie; no creo en estados ni territorios; no concibo las fronteras ni la repartición de la tierra entre humanos; no creo en el dinero ni en mercados del dinero; tampoco entiendo el tener que pagar por cualquier cosa de este planeta, cuando somos de este planeta; no creo en los sistemas “educativos”, en el sistema de correctivos legales y tampoco creo en las diferentes iglesias que existen. Soy alguien que, como muchos otros, no cree en nada que se haya designado para controlar al humano,  vulnerando sus mentes; alguien que no cree en las injusticias y en los gobiernos de los hombres que las consienten o instigan. Soy uno más de esos seres humanos que ya estaban hartos, cansado de escuchar siempre que no, siempre que es imposible, que no existe; uno que tuvo que luchar internamente, hasta tomar el control para poder dignificar la verdad y redimir la violencia, apartar la basura y concentrarse en la belleza, logrando entender, por fin, otra manera de vivir más saludable física, mental y energéticamente.